Toronto
Nuestra canadiense favorita
Toronto deriva de una palabra indígena que significa “abundancia”. Hoy es la ciudad más importante de Canadá, en economía, en cultura y en deporte. Es incluso más cosmopolita que Vancouver: un 50% de sus habitantes nacieron fuera de Canadá y el 911 cuenta con operadores que hablan 160 idiomas. En gastronomía se refleja en su veintena de restaurantes con estrella Michelin.
Su centro se perdió en 1904, por culpa de un incendio monumental originado en una estufa defectuosa. En 1954 otra vez sufrió graves pérdidas a causa de un huracán.
Por su política urbanista, que busca abaratar costos, tiene más de 2 mil edificios de más seis pisos.
Llegamos a Toronto en un vuelo desde la súper cool Vancouver que tomó más de cinco horas. El moderno aeropuerto auguraba lo que la ciudad nos ofrecería luego en términos de modernidad y grandiosidad.
Tomamos un tren rumbo a la estación Central, pues desde allí una corta caminata nos llevaría hasta el Novotel Toronto.
Antes de llegar al hotel, hicimos un stop en el patio de comidas de la estación para una comida rápida mexicana, favorita de @tripticity_, la de Taco Bell de Union Station.
A la mañana siguiente, muy cerquita del hotel, casi escondido disfrutamos del street art de Banksy, gracias a la investigación que hizo el señor @tripticity_. La obra, titulada Two Men & a Child se encuentra cubierta de acrílico para su protección. Por su tamaño la obra pasa desapercibida.
Luego, caminamos hasta el St. Lawrence Market, mercado de 1814 y elegido en su momento por National Geographic como el mejor mercado del mundo.
Volviendo por King St nos dirigimos hacia el Financial District, la zona de bancos y buffets. Unos cien mil trabajadores llegan por día a este par de manzanas. Allí, destaca el First Canadian Place, hoy el edificio más alto del país. Hay muchas entradas de The Path, el sistema subterráneo para el invierno.
Subimos por Yonge St hasta Queen St hasta que dimos con The Great Library at the Law Society of Ontario, biblioteca de jurisprudencia para abogados. Detrás, el City Hall, sede municipal del año 1965, construida justo al lado de la anterior sede hecha por el arquitecto EJ Lennox. Es tan característica que está en la bandera de Toronto. La torre este tiene 27 pisos y 100 metros; en tanto que la torre oeste tiene 20 pisos y 80 metros de alto. Las torres abrazan a lo que sería un Concejo Deliberante. La pileta de Nathan Phillips Square se usa como pista de patinaje en invierno. Al lado se encuentra el Eaton Centre, un gran centro comercial.
Desde allí, avanzamos a la célebre esquina de Yonge St. y Dundas St. La esquina emblemática de Toronto, donde Yonge tiene 86 km y Dundas, quizá la calle más grande del mundo, tiene 200 kilómetros. Allí tuvimos precaución pues andan muchos homeless y existe cierta delincuencia.
Muy cerquita se encuentra Uncle Tetsu’s, una bakery japonesa muy reconocida de la ciudad. Mas decidimos hacer un stop en Ahmetzade, para deleitarnos con dulces turcos, simplemente deliciosos.
Luego continuamos una larga caminata rumbo a la zona con importantes museos. Por un lado, el Gardiner Museum, dedicado a la cerámica, con cuatro mil piezas históricas de loza y porcelana. En su ingreso destaca afuera la cabeza del artista estadounidense Jun Kaneko. Justo al frente, el Royal Ontario Museum, el más grande y más visitado de Canadá. Cuenta con cuarenta galerías con 18 millones de piezas. Abarca paleontología, arqueología, zoología, diseño y artes visuales. Adjunto tiene un planetario. En su exterior destaca la renovación a cargo del arquitecto polaco Daniel Libeskind, incluido sobre Bloor St el resistido Cristal de Michael Lee Chin, inversor local que donó 30 millones de dólares a la renovación.
A solo unas cuadras, se encuentra el Bata Shoe Museum, dedicado al footwear. Lleva el nombre de Sonia Bata, quien fuera esposa de Thomas, el dueño de Bata Shoes Corporation. Tiene 15 mil zapatos, algunos del año 2000 AC.
Desde allí una opción era tomar un transporte hasta Casa Loma, la mansión construida por Henry Pellatt, un millonario local entre 1911 y 1914, obra del arquitecto Edward Lennox, el mismo del Old City Hall. Tenía 98 ambientes, ascensor, un horno gigante y dos pasillos secretos desde la suite de Pellatt. Hay leyendas de fantasmas y fenómenos paranormales. En la actualidad es museo de objetos antiguos y hace de set de películas y series. A una cuadra, se encuentran los Establos, un museo de autos y carruajes. También la Casa Spadina, ejemplo de lo que supo ser el barrio más rico de Toronto.
De allí, tomamos un metro hasta Harbour St. Queríamos conocer otra icónica obra de Banksy. Se encuentra en el segundo piso del centro Second City, muy cerca de las escaleras mecánicas de York & Gardiner: se trata de Guard with Ballon Dog. Durante su paso por Toronto Banksy dejó unas siete obras pero solo dos sobrevivieron.
Al salir, nos dirigimos a Jack Layton Ferry Terminal. Llegamos justo al embarque, para conocer Centre Island.
Desde la isla se obtiene una vista panorámica descomunal del skyline de la ciudad.
Compramos los tickets ida y vuelta. Como en todas las ciudades de Canadá, el verano es disfrutado muy intensamente por todos, locales y turistas.
Una vez disfrutado el bien bonito atardecer, regresamos caminando hasta el hotel, terminando una jornada maratónica.
Al día siguiente, nos esperaba un paseo por el Historic District, Queen St. y la galería AGO.
Decidimos comprar el Day Pass porque sabíamos de antemano que al menos usaríamos unos cuatro viajes en el transporte urbano de la ciudad.
Caminamos desde el hotel hasta el Distillery Historic District, zona de comercios, tiendas de culto y esparcimiento surgida hace unos veinte años a partir del reciclaje de una vieja destilería. Muy cool. También hay varias galerías de arte, como Craft Ontario, Arta, Thompson y Corkin.
Al salir, tomamos un Uber hasta AGO.
El edificio de la Art Gallery de Ontario fue renovado en 2004 por Frank Gehry, quien nació en Toronto. Fue su primer trabajo en Canadá. Tiene una importante colección de arte, destacando las obras de Emily Carr. También disfrutamos una instalación de Yayoi Kusama, que siempre sorprende.
Al salir, caminamos rumbo a Queen St. West, el antiguo distrito textil, elegido por Vogue como uno de los tres barrios más cool del mundo, por sus locales de diseño, indumentaria y arte independiente y callejero, además de la oferta gastronómica cosmopolita.
En la esquina de Spadina y Richmond resalta la Uniform Measure/STACK 1997, escultura de una pila de botones con un gran dedal, del canadiense Stephen Cruise; recuerda a los trabajadores de las fábricas textiles del barrio original.
Una cuadra atrás sobre Richmond, el centro cultural 401 Richmond, en una vieja imprenta funcionan hoy shops y exposiciones. También se encuentran las galerías Red Head, Abbozzo, New Museum Toronto. En 408 Queen St resaltan las esculturas de 10 hormigas.
Hacía muchísimo calor ese día por lo que hicimos un stop en Bahn Mi Boys, una sanguchería vietnamita.
Luego continuamos a Rush Lane, el primer Graffiti Alley, callejón largo con street art. Después de Portland St hay un segundo callejón.
Regresando al hotel, nos encontramos con una fiesta callejera en Union Station, súper divertido ver a los canadienses disfrutar del verano en la vía pública.
Al día siguiente tomamos un bus rumbo a Niagara Falls para conocer las célebres cataratas. Desde la estación de autobuses, detrás de la Union Station, salen los ómnibus en forma regular. Tomó casi tres horas llegar. Hicimos todo el recorrido del lado de Canadá, sin ingresar al territorio de Estados Unidos.
Ciertamente la vista más linda se encuentra del lado canadiense. Una vez allí, cantidad de atracciones se encuentran disponibles para los visitantes, sea tomar los barcos que hacen un paseo bien cerca de las cataratas o el Journey Behind the Falls, un mirador bastante cerca de la caída del agua. Hay también un gran centro para los turistas con infinidad de opciones de comida y venta de souvenirs.
Al regreso, visitamos la Torre CN, el centro de telecomunicaciones y turismo. Tiene 553 metros y fue la estructura independiente más alta del mundo hasta 2007, cuando la superó el Burj Khalifa en Dubai.
A la mañana siguiente, un tren bien temprano en la mañana nos llevó hasta Ottawa.