Ottawa

La pequeña y recóndita cabeza administrativa

Es la capital de Canadá por decisión de la Reina Victoria en 1857.

Un tercio de la población es francófona. Es una ciudad llena de universidades y museos, y más de la mitad de sus habitantes tiene título académico.

Según la consultora Mercer, es la tercera ciudad más limpia del planeta. Y una de las más visitadas del país, con 22 millones de turistas anuales, diez veces su población.

Es un centro tecnológico, algo así como la Sillicon Valley canadiense, con 1800 empresas instaladas, entre las que destaca Shopify.

Casi siempre está soleada, el 45% de las horas totales de días por año. Pero a nosotros nos tocó un día gris y lluvioso.

Durante el invierno, el Canal Rideau se transforma con sus 8 kilómetros en la pista de patinaje sobre hielo más grande del mundo, sirviendo de medio de transporte para trabajadores y estudiantes, por lo que fue declarado Patrimonio UNESCO de la Humanidad.

Curiosamente, el plato más popular, junto al poutine, es el shawarma, por la migración árabe que recibió. Su pizza gruesa y picante, “estilo Ottawa” es igual de famosa. En dulces la estrella es el Beaver Tail, la Cola de Castor, una masa dulce frita.

Llegamos a la pequeña estación en un tren de VIA Rail. Desde allí, cruzando el puente Keening y tras bordear el estadio de béisbol, llegamos al Hampton Inn, donde pudimos hacer el check in, dejar valijas y tomar un Uber directo a la National Art Gallery, la razón por la que visitamos la ciudad. De camino, vimos la Catedral Notre Dame.

La National Art Gallery es el museo de arte más importante de Canadá. Cuenta con 94 mil obras. La nueva sede es de 1988 y fue diseñada por Moshe Safdie. Destaca en su exterior Maman, una de las ocho arañas de Louise Bourgeois.

Disfrutamos recorriendo sus galerías, con muestras que recorren la historia del arte. Imperdibles fueron los Iris de Van Gogh, el Heroine of Old Testament de Rembrandt, Hope I de Klimt , La Tour Eiffel de Marc Chagall, Waterloo Bridge de Claude Monet, San Francisco de El Greco, El Triunfo de Mordecai de Boticcelli y Voice of Fire, del americano Barnett Newman, que costó 2 millones de dólares en 1990 y la ciudad la consideró un despilfarro con grandes polémicas. Hoy vale unos 30 millones...

Después del recorrido, de extasiarnos de puro arte, iniciamos una caminata para conocer Lower Town.

Detrás del museo, el Kiweki Point, mirador sobre el Río Ottawa, del otro lado ya está la provincia de Quebec y la ciudad de Gatineau, las torres del Museo de Historia.

Siguiendo por Murray St., se encuentra el Château Laurier, hotel de 1912. Allí se alojan primeros ministros, reyes y magnates. Supo tener vidrios Tiffany en las ventanas y una cocina apta para cinco mil comensales. La suite presidencial cuesta unos 2350 dólares la noche.

A continuación, se encuentra el Plaza Bridge sobre el Canal Rideau.

Detrás por calle Wellington el Parliament Hill, terminado en 1927, sede del poder legislativo.

Volvimos sobre nuestros pasos y encontramos, detrás del Centro Roger de Eventos, el Saintlo Jail Hostel, antigua cárcel de 1862 hoy convertida en hostel. Y del otro lado del shopping Rideau Centre, el By Ward Market, abierto hasta las 6 pm y rodeado de bares y pubs. Obviamente ese día probamos el primer poutine canadiense y el shawarma.

Existía la posibilidad de hacer una navegación por el Canal Rideau o el Río Ottawa, pero el día gris nos desanimó, por lo que luego de la cena nos volvimos al hotel a descansar ya que al día siguiente nos esperaba Montreal y toda su oferta cultural.